Educar siempre ha sido difícil y complejo desde cualquier rol y lugar. Hoy con los cambios del alrededor, cercanos o lejanos y muchas cosas en franca transformación lo es aún mas…..No parece demasiado claro qué debemos, o qué queremos transmitir y si podemos hacerlo.
Todos nos convertimos en padres sin demasiada preparación previa y ningún curso nos garantiza una paternidad de excelencia…más bien somos padres como podemos, no siempre como queremos. Los deseos de ser padres flexibles, cercanos, comprensivos, razonadores, serenos, equilibrados, buenos (o los mejores) modelos y tantas otras características…es eso: un deseo legítimo…pero difícil de alcanzar al que solo nos vamos acercando pausada, reflexiva y serenamente.
Ante cada pedido o exigencia de nuestros hijos y sobre todo si creemos que no deberíamos autorizar el pedido, nos enfrentamos con la disyuntiva, la inseguridad o la incertidumbre de repetir modelos pasados vividos con nuestros propios padres o hacer cosas diferentes sin demasiada seguridad de si será “ lo mejor/ lo que corresponde/ lo que le va a ser útil”
Detenernos en algunas de estas cuestiones y compartir con otros a quienes les pasan cosas similares, es un buen comienzo para sentirse apoyado y modificar rumbos si es necesario.
Los escenarios que nos rodean además de complejos son cambiantes, y muy diferentes de modelos anteriores. Los referentes sociales son pocos y débiles…El “porque yo te lo digo!” tradicional deja pocos espacio para quienes están en escena , pero el descomprometido “lo vamos viendo/ lo discutimos” también es poco claro…y…ni unos ni otros logran entender hacia dónde vamos y para qué.
Como bien dice Maturana “el futuro de la humanidad no son los niños sino los adultos con quien ellos crecen”…es decir niños y jóvenes con padres que sean adultos, no amigos, modernos pero no demasiado y seguramente no idénticos a ellos, no rígidos pero tampoco con tanta flexibilidad o falta de consistencia que sean imprevisibles.
Si los adultos no siempre comprendemos este mundo cambiante tan distinto del orden anterior, los hijos lo intentan a diario… pero necesitan compañía, presencia activa, acompañamiento, una idea más cercana a “capitanes de barco” que marcan el rumbo. Viva el cambio!!! Pero con su cara inversa de estabilidad y orden sostenida en el tiempo.
Sinay, S crudamente describe esta sociedad de niños huérfanos,- como él la llama– no biológicamente sino simbólicamente. Otros autores hablan “de padres en fuga o adultos abdicantes” que son papás demasiado ocupados en sí mismos, en sus trabajos, con tiempos apurados, prisioneros de sus celulares, o bien ocupados en su propia realización y con pocos tiempos compartidos.
Pensar entre adultos, con la pareja, con amigos cuestiones tales como: ¿Qué creemos es un hijo? …y un buen hijo? ¿Sabemos que creen ellos de qué es un buen padre? Qué esperamos de ellos, qué queremos que haga y qué no? ¿Se lo decimos? Se lo mostramos? ¿Cómo?
Preguntarse: ¿Debo siempre explicarle TODO a mi hijo? ¿No será mejor pensar y evaluar qué cosas y a qué edades necesario explicar? ¿Deben participar, interrumpir y opinar sobre TODAS las decisiones familiares y hasta irrumpir las conversaciones de los padres y otros mayores?
¿Se deben negociar TODOS los límites, las reglas? ¿No existen temas o situaciones que los exceden y en lugar de comprender les generan más dudas más inseguridades y más incertidumbres?
Las normas, las pautas generales, las formas, que por supuesto son flexibles y posibles de ser modificadas sobre todo en el tiempo, no pueden estar siempre en discusión, o ser confusas.
Es verdad que nuestros hijos construirán su propias pautas y con sus propios estilos, pero siempre a partir de cómo actuamos nosotros como padres con una mirada atenta hacia ellos y nuestra compañía en el tiempo, sobre todo en etapas centrales de la vida familiar y de sus etapas nucleares o más frágiles de crecimiento ( pubertad- adolescencia- duelos- fracasos)
Si como padres y como miembros de la sociedad en general una vez establecidas las normas, no cumplimos nosotros mismos esas reglas sin necesariamente interpretarlas y transgredirlas; no modelamos conductas que colaboren y generen una sociedad con convivencias más armónicas. Dar modelos / modelar no significa no equivocarse sino reconocer que a veces nos equivocamos pero podemos dar respuestas honestas a ello.
En síntesis, educar desde el amor, la confianza, el encuentro, la alegría versus una educación con bases en el miedo, la inseguridad, la apatía o la catástrofe, tal vez sea un sano camino.
Algunos TIPS que nos pueden ayudar:
- Menos conexión a pantallas …de todos ( de adultos y de niños).
- Desconexión total para alguna actividad consensuada (durante cena/ desayuno) al menos tres veces por semana.
- Menos critica, menos desvalorización y menos lenguaje descalificante.
- Compartir videos o series y charlar sobre ellas, juntos.
- Aceptar la diferencia de gustos y elecciones.
- Compartir alguna actividad de nuestro agrado incluyendo en ella a algunos (cocinar/ correr/ otras).
- Jugar algunos juegos de mesa entre todos .
Dra. Silvia Baeza
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